Durante un almuerzo en la Casa Blanca, Donald Trump lanzó una advertencia que incomodó a la comitiva argentina e hizo reaccionar a los mercados. “Si pierde las elecciones no seremos generosos con Argentina”. Milei buscó afecto y recibió cálculo electoral.
«Si pierde las elecciones no seremos generosos con Argentina». La frase de Donald Trump atragantó a la comitiva argentina presente en la Casa Blanca, donde se llevó a cabo un almuerzo de equipos de trabajo. Javier Milei ofreció su corazón y Trump le respondió con el frío guarismo de las urnas.
Ni los propios libertarios tienen en claro si el presidente de los Estados Unidos sabe que las elecciones del 26 de octubre son legislativas, de medio término, o si en cambio supone que son ejecutivas, presidenciales. Lo cierto es que Trump se subió a la campaña, quizás sin saber si condicionar el salvataje a la Argentina al resultado de los comicios sería recibido con algarabía en estas pampas o con un rechazo frontal. Es un misterio insondable qué pasa por la mente de Trump, solo él sabe cómo intuye su valoración en el sur del continente. Por lo pronto, también es inextricable qué idea se hace de estas tierras, ya que afirmó que le gustaría visitar la Argentina e “ir a la playa”. Curioso, de mínima, para los conocedores de los mares bonaerenses y patagónicos, y de los ríos del Litoral.
Por las primeras impresiones (y reacciones), el impacto inicial fue negativo. En el terreno de los mercados, hubo una inmediata caída de bonos y ADRs. En el político, las mismas espadas libertarias intentaron aclarar hasta lo no dicho por el republicano. “Trump hablaba de la filosofía, no de las elecciones de octubre”, aventuró, por caso, Patricia Bullrich, ministra y candidata con silla en el encuentro. Vaya uno a saber. Por su parte, los panfletos libertarios agregaron en sus títulos un dato que brotó de la imaginación, al editar la frase que, acaso, trascenderá a esta gestión. “Si pierde las elecciones de 2027…”, publicaron al unísono. El “de 2027” jamás salió de la boca de Trump.
El arco opositor, claro, tuvo el golpe fácil. El Perón o Braden de este siglo. Las condiciones, el supuesto “entreguismo”, la injerencia extranjera en las elecciones locales, y un etcétera previsible, tal vez aburrido. El mar de fondo, como siempre, es la geopolítica, que tiene esquirlas incluso dentro del Gobierno de Milei.
Tres opciones para ganar perdiendo
La Libertad Avanza necesitó del auxilio de Trump y de Scott Bessent para llegar a las elecciones con oxígeno. Requerirá el acompañamiento aún después, en especial si quiere sostener el esquema cambiario hasta que el milagro argentino tenga una mínima revelación, lejana por ahora. Por eso, atar la ayuda a las elecciones, en momentos en que LLA viene a la baja tras una serie de escándalos de corrupción, es una bomba no calculada que dejó Trump.
No obstante, como estas elecciones son muy particulares, con alianzas que no se replican en todo el país y el oficialismo prácticamente no pone bancas en juego por ser una fuerza joven, tendrá en la manga una serie de interpretaciones para enviar al Norte, si hiciera falta. Milei podrá gritar al mundo que ganó las elecciones, aunque pierda por goleada. Quizás, en el espejismo del bravo mar argentino LLA pueda conseguir, de todos modos, el tan mentado salvataje.
La primera forma de mostrar una victoria es por la lectura lineal, que en rigor será cierta: LLA tendrá a partir de diciembre más bancas de las que tuvo en el primer tramo de gestión. Los libertarios ponen en juego apenas 8 bancas en Diputados, con lo cual el saldo será positivo. En el Senado será más contundente, ya que se revalidan los escaños de 2019, cuando la fuerza libertaria aún no existía. Es decir, Milei podrá argumentar ante su par estadounidense: “Tenemos más diputados y senadores que antes”. Lo que no se dirá: inclusive en un escenario optimista, si el partido violeta reuniera el 39% de los votos, pasaría de 37 diputados propios a 71 bancas. Aun así, para alcanzar el tercio de 86 diputados para blindar vetos, sí o sí la bancada que hoy conduce Gabriel Bornoroni debería apelar al PRO o a los diputados que responden a los “gobernadores afines” al Gobierno. Porque la ganancia será más a costa de los aliados actuales que del peronismo opositor. A priori.
Otra forma de enrostrar una victoria ficticia será en la comparativa sin notas al pie de la sumatoria de LLA vs Fuerza Patria. Allí, los violetas podrán llevar cifras favorables. Lo que tal vez deberán omitir las fuerzas del cielo es que el PJ no se inscribió en todos los distritos con ese nombre; nombre que le dio buen resultado en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre. Con lo cual, podrá sumar los 24 distritos violetas contra 14 de los celestes. Porque el PJ oficial aparece con otros nombres en escenarios variopintos como La Pampa, Tucumán, La Rioja, entre otros. Para tomar esos ejemplos: Defendemos La Pampa, Frente Tucumán Primero o Federales Defendamos La Rioja, que integran al Partido Justicialista oficial de esas provincias, deberían engrosar el score de Fuerza Patria, o del PJ, sin más. Esto, claro, sin contar que el peronismo llega dividido en pagos como Salta, Tierra del Fuego, Jujuy o Entre Ríos.
El mapa pintado por colores le dará otra oportunidad a Milei. Por un lado, ¿cómo podría saber Trump que el violeta con el que seguramente se pinten provincias como Mendoza, Chaco o Entre Ríos son más de los gobernadores aliados (originalmente pintados de rojo y blanco o amarillo) que del Gobierno nacional? En la Casa Rosada hoy suponen que la victoria se dará en menos de diez distritos. Pero ojo, porque podrá argüir que los provincialismos, de triunfar, cuentan casi como propios. Poco se conoce en Washington de la composición de Juntos Somos Río Negro, la Neuquinidad o el Frente Renovador de la Concordia misionero. Ya en la previa en Balcarce 50 deslizaron acuerdos, negados en esas provincias. Ahora podrán refrendarlos, como si fuera un secreto bajo siete llaves.
Es un menú que Milei podrá tener a mano si el resultado no es favorable. Un giro retórico para recibir dólares crocantes y que Trump se anime a ser generoso. Y, de paso, conocer las playas de la Argentina, con palmeras, arena blanca y aguas cristalinas.
Fuente: Ámbito