Acciones y bonos profundizaron su racha bajista. En las próximas semanas se espera más volatilidad del dólar. El Gobierno precisa una contundente victoria electoral para alejar los fantasmas del mercado sobre un posible retorno del kirchnerismo.
Hace poco menos de un año Javier Milei vetó el aumento a las jubilaciones definido por el Congreso. Los mercados reaccionaron eufóricos, porque quedó claramente demostrado el compromiso del Gobierno por sostener el superávit fiscal.
El Presidente anunció ahora una decisión similar, pero la reacción de los inversores fue la inversa: hubo una caída pesada de acciones argentinas que cotizan en Wall Street y los bonos tuvieron también una jornada floja, pese al pago de capital e intereses por USD 4.200 millones pocas horas antes. Algo cambió.
Tanto la baja de la inflación como la estabilidad cambiaria no son producto de un súbito aumento de la confianza ni ocurren de manera espontánea. Son la consecuencia del estricto control de las cuentas públicas y de la eliminación de la emisión monetaria para financiar al Tesoro.
Agravantes
Hay dos agravantes de la actual ofensiva legislativa sobre las cuentas públicas en relación a lo sucedido el año pasado: esta vez son cinco proyectos (tres de ellos ya se transformaron en ley), pero además hay un fuerte respaldo de la totalidad de los gobernadores a estas iniciativas.
“Además de marcar la hostilidad en el inicio del trimestre electoral, constituye un desafío a la viga maestra del esquema económico, el superávit fiscal primario de 1,6% proyectado por el Ejecutivo para 2025 y más aún para el año entrante”, indicó un informe de la consultora Empiria, dirigida por Hernán Lacunza.
Este respaldo de los gobernadores es una señal potente que preocupa a los inversores: un amplísimo espectro político parece estar poco preocupado por el impacto fiscal de las medidas y tampoco se nota un verdadero compromiso por mantener las cuentas públicas en orden.
Al mismo tiempo, queda cuestionada la supuesta batalla cultural que se creía ganada por Milei: las posturas de los políticos opositores, que también precisan los votos para las próximas elecciones, no demuestran mayor preocupación por las cuestiones fiscales.
Seguramente los legisladores buscarán conseguir dos tercios de los votos en cada cámara para anular el veto presidencial e insistir con el cumplimiento de las leyes aprobadas. Donde más chances hay que esto suceda es con la ley que busca mejorar los beneficios por discapacidad. Representa un aumento del gasto de 0,4% del PBI este año y 0,7% en 2026.
Aguantar y tranquilizar
El Gobierno ahora está abocado a aguantar los embates políticos y busca enviar una señal tranquilizadora a los mercados. El comportamiento de los activos locales el viernes dejó en claro que por ahora no es suficiente con la promesa de vetos.
Ahora el objetivo es mantener la inflación bajo control, en el rango de 1,5% a 2%, para llegar lo mejor posible y obtener un buen resultado electoral. “Están desesperados, porque ven que en octubre vamos a ser La Libertad Arrasa”, aseguró Milei al presentarse en la Bolsa de Comercio el último jueves.
Mientras tanto, los inversores se mantienen extremadamente cautelosos. Ya apostaron fuerte con Mauricio Macri y el final fue desastroso. Muchos perdieron la mitad o más de lo que habían apostado casi de la noche a la mañana. Son los mismos que ahora se entusiasman con el superávit fiscal y la baja de la inflación conseguida por Milei.
Fuente: Infobae