La fábrica de «producir dinero» podría tener este año uno de los más activos de las últimas décadas. Todo depende finalmente de cuánto sea el descalabro fiscal del año. ¿Hay tanto margen operativo?
Apenas entrados en el segundo trimestre del año y ya la emisión monetaria volvió a las andadas y a sus anchas. Claro que, como bálsamo, vale recordar que se venía de una época de abstinencia, casi total, bajo el mandato del FMI y del último acuerdo con el Gobierno de Cambiemos de “emisión cero”. Aunque hay que señalar que esa mentada “ley seca” de emisión en realidad no fue tan así porque la “maquinita” trabajó fuerte con Macri sobre todo al final de su mandato.
Hoy la historia es otra y el BCRA ya tuvo que empezar a auxiliar con ímpetu al Tesoro y ahora también debe intensificar la inyección de liquidez en el sistema financiero para evitar un colapso mayor de la cadena de pagos y de la economía en su conjunto. Así ya se vio como en lo que va del año la emisión aumentó casi $400.000 millones, ante la avalancha de pesos de marzo que se acerca a $580.000 millones. Ahora bien, el coronavirus y la cuarentena obligan a barajar y dar de nuevo. En Hacienda recalculan, al ritmo diario de la cuarentena, cuánto será, aproximadamente, el déficit fiscal a cubrir este año sin ningún tipo de financiamiento genuino (el único candidato es el BCRA), mientras en el ente monetario delinean distintos escenarios para proyectar la emisión necesaria para asistir a Tesoro. Nadie duda que ante el parate económico del primer semestre, sobre todo, el derrumbe esperado del segundo trimestre el fisco necesitará ingentes sumas de dinero para paliar la crisis y solventar la escalada de los gastos operativos. Así todos vuelven mirar al “segundo semestre”, casi como un slogan heredado de Mauricio Macri.
Mientras tanto algunos se preguntan si está lista la “maquinita” para afrontar semejante desafío. Al fin y al cabo quien tiene que abastecer al BCRA de billetes y monedas e indirectamente a la economía es la Casa de la Moneda. Más cuando se habla en el mercado de una emisión de, por lo menos, otro medio billón de pesos. Según información recogida por este diario hasta el momento todo es normal. En la Casa siguen con la programación pautada a fines del año pasado que implica una producción anual del orden de los 800 millones de billetes. Y el BCRA aún no pidió ningún cambio de planes. Vale señalar que este nivel de producción ya viene de un ajuste al pasar de 550 millones de billetes a 800 millones. Esto se pauta en un contrato, que hoy es trianual y vence este año, entre el BCRA y la Casa. Por ende no se necesita ninguna ley ni normativa especial para implementar cambios.
Hay que tener en cuenta que pese a las necesidades del Tesoro y del BCRA, la Casa opera como una fábrica por ende además de los planes de producción ya programados con anticipación hay una serie de compras estratégicas también programadas con tiempo, como por ejemplo, la del papel, e incluso la de la mayoría de los insumos involucrados que, vale destacar, son casi todos importados. De ahí lo critico de cualquier sobresalto en los planes operativos, ya que por más que el BCRA y el Tesoro requieran acelerar la producción de billetes existen obstáculos operativos que hay que salvar incluso el del abastecimiento de materiales e insumos importados.
Aunque esto último, pese al cepo y demás restricciones, la Casa no tendría mayores inconvenientes ya que se descuenta que el Gobierno aprobaría todo tipo de importación con el fin de garantizar la producción de billetes. Si bien la capacidad instalada puede responder al desafío, la cuarentena y demás restricciones, como por ejemplo, las licencias a grupos de riesgo como los mayores de 60 años o empleados que deben ocuparse del cuidado de los hijos, puede en estos momentos menguar la capacidad operativa máxima de 3 turnos que implica producir 1.200 millones de billetes por año. En la actualidad la Casa no tendría problemas ni con el stock de insumos ni de repuestos como así también de maquinaria. El tema sería, entonces, el recurso humano.
En función a lo visto ya en materia monetaria cabe mencionar que en la actualidad hay en circulación 5.241 millones de billetes en manos del público y de los bancos más otros 9.105 millones de monedas. Esto marca una tenencia de efectivo entre las personas de $1.051.951 millones y $181.372 millones en manos de los bancos. El billete con mayor circulación es el de $100 que concentra el 45% del total de billetes, seguido por el de $500 con el 16% y el de $10 con el 10%. Por ahora el de $1.000 solo representa el 7% del total, al igual que el de $200. Mientras que por el lado de las monedas las de mayor circulación son la de $10 con el 30% seguida por la de $1 con el 20% y la de $5 con 14%.
Esto es relevante porque si lo que se avecina es otra ronda de fuerte emisión y ya con tasas mensuales de inflación crecientes no hay tiempo para elevar la denominación de un billete, porque el proceso para lanzar un nuevo billete lleva, por lo menos, según los técnicos, entre 6 a 9 meses y casi un año para que esté en la calle. O sea, el de $1.000 seguirá siendo el mayor y entre ese y el de $500 deberían llevarse la mayor parte de la nueva emisión, para optimizar la producción de la Casa. Sobre todo porque el de $100 y $200 son ya casi para gastos del kiosko. Cabe recordar que es el BCRA quien decide lanzar un nuevo billete e inicia el proceso licitatorio y de diseño. Incluso en algún momento de la historia llegó a comprar directamente billetes y monedas. Por lo pronto, como buen “boy scout” la Casa está siempre lista y el BCRA respira.
Fuente: Ámbito Financiero